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1 de septiembre de 2023
Miguel Milián, Director de Proyectos en Lanzadera.
¿Cómo se pasa de lanzar 2 negocios con veintipocos a ser Director de Proyectos de 50 startups? Conocemos la historia de Miguel, ex emprendedor que ahora gestiona el riesgo «desde la barrera».
Nada más terminar sus estudios en Administración y Dirección de Empresas, Miguel decidió emprender.
A su pareja y a él les encantaba la ropa vintage, vieron que había una oportunidad en España, y se tiraron a la piscina.
A partir de ahí lideró varios proyectos: una tienda de ropa de segunda mano con venta online y una aplicación fintech.
En junio de 2016 entró como Director de Proyectos en Lanzadera.
Ahora, ha pasado de emprender en primera persona a “emprender desde la barrera”. Son más de 50 equipos los que han pasado por sus manos, de sectores tan dispares como Inteligencia Artificial o Fintech.
Miguel sigue gestionando el riesgo, pero de otra forma. Es el mentor más risky del Far West.
Las personas inquietas necesitan retos para seguir motivados, pero también entrenamiento y apoyo.
Sí. Es mi primer trabajo por cuenta ajena y la primera vez que tengo a alguien por encima a quién rendir cuentas. Al principio me costó un poco adaptarme… Pero gracias al apoyo de Javier Jiménez conseguí pasar de emprendedor a directivo con el tiempo.
Siempre he sido una persona inquieta que necesita retos para estar motivado. Por ejemplo, hace 5 años participé en la carrera “Quebrantahuesos”, consiste en recorrer 200km por los Pirineos con subida a cuatro puertos de montaña. Podría ser una etapa dura de La Vuelta a España. Me apunté sin tener ni idea de ciclismo y sin tener una bicicleta de carretera, simplemente porque era un reto a superar (y quería engancharme a hacer deporte). Conseguí acabarla sin morir en el intento.
Otra historia curiosa es cuando fui DJ en el FIB (Festival Internacional de Benicàssim), compartiendo cartel con Bob Dylan y David Guetta. Quien es emprendedor lo lleva en los genes, suele ser una persona inconformista que necesita retos constantes y su aversión al riesgo es inferior a la media del resto de personas.
Pero también necesita entrenamiento y apoyo. Uno solo no puede hacerlo todo, por eso necesita compañeros de viaje, ya sean socios complementarios a él o el soporte de entidades como Lanzadera donde se ayuda al emprendedor con formaciones, mentoring, financiación y con un ecosistema emprendedor brutal.
La formación en Agile Management, Design Thinking y Análisis de Producto también es clave para desarrollar y ejecutar ideas de forma eficaz.
Mi primer negocio lo monté con mi pareja de aquel momento. A ambos nos gustaba mucho Berlín, una ciudad atípica con mucha variedad cultural, y ambos habíamos vivido en el extranjero.
Nos dimos cuenta de que en Europa las tiendas de ropa de segunda mano eran algo habitual pero que en España no existían. ¿Por qué? Nuestra conclusión fue que era cuestión de prejuicios, la gente asociaba la ropa de segunda mano a suciedad, algo que era para gente con pocos recursos…
Así que nuestra hipótesis de solución fue crear una tienda con una imagen muy cuidada, con los pocos ahorros que teníamos y el apoyo de nuestras familias.
Seleccionábamos las prendas una a una, lavábamos toda la ropa (en nuestra casa) antes de colgarla en las perchas y nos asegurábamos de que no tuviese ningún desperfecto. También cuidábamos mucho las RRSS y vendíamos online.
Montar un negocio ya es como un ataque de un velociraptor, si además lo haces con tu pareja es como si luego también te ataca un tiranosaurio. Bajo mi punto de vista, hace que el riesgo sea mayor.
Yo acabé rompiendo con mi pareja de aquel momento porque era muy difícil compaginar trabajo y vida personal.
Nos complementábamos muy bien (ella más enfocada al diseño de las prendas, yo a negocio) pero los conflictos del trabajo te los llevas a casa y viceversa. También conozco parejas que han emprendido juntos y les va muy bien. No digo que no se pueda hacer, sino que es poner un punto más de riesgo a algo que ya tiene bastante riesgo.
El negocio de la tienda de ropa de segunda mano nos iba bien y a pesar de que mi socia y yo ya no fuésemos pareja nuestra relación era buena. El problema era que no compartíamos la visión del negocio.
Yo quería abrir más tiendas y vender más online. Mi socia quería dejar el negocio como estaba, una única tienda y ventas online que venían sin invertir apenas en publicidad, porque nos daba de comer y vivíamos cómodos. Yo necesitaba seguir creciendo (personal y profesionalmente) y ella se conformaba con un autoempleo.
Por ello acabé creando un segundo negocio donde los límites fueran mucho más amplios y con socios que también compartían esa ambición. Ahí nació Regalamos.es que luego pasó a llamarse Splitfy, una startup fintech para recoger dinero entre varias personas. El bote de toda la vida llevado a internet.
Fueron unos tiempos apasionantes, pero también me salieron muchas arrugas y tuve muchas noches en vela… No hacía otra cosa más que trabajar.
Cometí muchos errores de libro debido a mi inexperiencia: emprender con tu pareja, tardar en sacar a gente del equipo, no tener un modelo de negocio claro, perder el foco, no acertar con el timing… La lista es muy larga. Pero también aprendí muchísimo. Fue el mejor master que podría haber hecho.
Era muy joven y no tenía ataduras (ni hipoteca, ni hijos, nadie dependía de mí…) así que consideré que era el mejor momento para arriesgarlo todo (porque no tenía apenas nada) y emprender en serie.
Emprender es muy intenso. Muchas veces tienes la sensación de estar en la cresta de la ola y otras veces en el fondo de un pozo. Y puede que solo hayan pasado unos minutos de un momento a otro.
Una vez estaba en un evento de startups en Madrid y me entrevistaron en directo para Espejo Público. ¡Desde el plató me hacía preguntas ni más ni menos que Susanna Griso!
Y yo estaba súper emocionado, con mi camiseta de mi startup puesta para que toda la audiencia la viese (en aquel momento aún nos llamábamos Regalamos.es) y así atraer el mayor tráfico posible a nuestra web.
Cuando acabé la entrevista enseguida llamé a mi CTO y le pregunté cómo había sido el pico de visitas, cuántos miles de usuarios nuevos teníamos, cuánto dinero se había recaudado en la plataforma a raíz de salir en la televisión nacional en directo.
Mi CTO me contestó muy serio: “El servidor no ha escalado bien y la web se ha caído a los pocos segundos”. Nunca lo olvidaré. De estar en el cielo a pasar al infierno casi de manera instantánea.
Algo también curioso y que nunca me hubiese imaginado es que, a raíz de la ronda de inversión que hicimos, entró como socio el Grupo Zeta (propietarios de revistas como Woman, Cuore, Interview…) y acabamos escribiendo una sección en la revista Cuore durante varios meses para atraer usuarios a Splitfy.
Una revista que siempre había visto leer a mis hermanas en la playa en verano y que nunca había entendido. Si unos años atrás me dicen que acabaría escribiendo una sección en la revista Cuore me hubiese reído un buen rato.
«Muchas veces tienes la sensación de estar en la cresta de la ola y otras veces en el fondo de un pozo. Y puede que solo hayan pasado unos minutos de un momento a otro.»
La realidad es que fue bastante natural. Llevaba varios años emprendiendo con dos negocios en paralelo y, a pesar de mi juventud, ya me notaba cansado. KAUF vintage iba bien pero Splitfy no. No teníamos modelo de negocio y nos quedábamos sin caja… Dedicaba casi todo mi tiempo (y mi salud) a la startup y las cosas no salían… Era el momento de hacer cambios.
Y justo en ese momento apareció Lanzadera. Había una vacante de Director de Proyectos y querían que la ocupase un emprendedor. Fue un match casi instantáneo.
Lanzadera siempre me había parecido un proyecto brutalmente ambicioso creado por uno de los mejores emprendedores del mundo, Juan Roig. De hecho, había aplicado dos veces con mi startup y nunca me habían seleccionado… Y casualidades de la vida finalmente conseguí entrar, pero como Director de Proyectos.
Siempre digo que ser Director de Proyectos es como emprender pero desde la barrera. Vives el día a día de los proyectos, estás codo con codo trabajando con los emprendedores, se aprende mucho y también se sufre mucho. Pero cuando llegas a casa por la noche y te metes en la cama duermes mucho mejor.
El emprendedor puede que pase la noche en vela porque al día siguiente tiene que hacer un pitch ante inversores, no está llegando al objetivo de ventas o se está quedando sin caja…
La verdad, me siento afortunado por tener el trabajo que tengo y estar rodeado de personas con tanto talento. Los emprendedores son el motor de la economía, gracias a ellos se genera empleo y riqueza. Y esto es fundamental para que el país prospere y podamos vivir en un estado de bienestar. En los momentos actuales son unos verdaderos héroes.
«Los emprendedores son el motor de la economía, generan empleo y riqueza.
Son auténticos héroes.»
Suelo insistir mucho en ser fiel a la misión de la empresa, tener foco, ser el mejor en un nicho concreto y no salirte de ahí. Esto te hace ir mucho más rápido como empresa y te permite llegar más lejos con menos recursos.
Sobre aprendizajes, todos los días me llevo algo. Por ejemplo, viendo el rendimiento de mis equipos me di cuenta que siempre tienes que fichar el mejor talento que puedas aunque a priori pueda parecer caro.
Si aciertas con las personas adecuadas, aunque sus sueldos sean altos, darás un salto de calidad enorme en la empresa, la empresa irá mejor y te podrás permitir seguir contratando gente top.
Siempre he sido muy fan de Clint Eastwood por sus películas, su personalidad y su pasión por el trabajo. Empezó haciendo spaghetti westerns, luego películas policiacas, thrillers, dramas… También es director y productor. Y músico y compositor. También se dedicó a la política un tiempo y fue alcalde de su pueblo.
Si ves su trabajo y lees entrevistas que diferentes medios le han hecho a lo largo de su carrera, ves que tiene un liderazgo muy fuerte y una personalidad muy marcada. Es polifacético, sabe adaptarse al entorno (lleva 50 años dedicándose al cine y ha sobrevivido con gran éxito) y no le importa “cambiarse de chaqueta” si se equivoca o algo no le gusta.
Creo que mi admiración por él viene porque muchas de sus cualidades son las mismas que las de un buen emprendedor.
«Adaptarse al entorno, ser buen líder y polifacético, son algunas de las cualidades de un buen emprendedor. Como Clint Eastwood.»
Tanto la vida de emprendedor como la de director de proyectos es muy exigente, implica muchas horas de trabajo, mucha planificación, resolver situaciones complicadas, estrés, tensión…
Por eso me gusta viajar de una manera más “relajada”, dejándome llevar sin tener que pensar mucho. Subirme a un coche y recorrer cientos de kilómetros sin un plan muy claro, simplemente marcar un objetivo e improvisar.
Hace dos años hice un viaje en coche de una semana al Sahara donde el único objetivo era llegar con un todoterreno al desierto y conducir por las dunas. Otro año hice otro “roadtrip” de una semana donde el objetivo era llegar al casino de Lisboa vestido en traje. Este año el viaje ha sido ir al desierto de Almería en coche a visitar los rodajes donde Clint Eastwood rodó muchos de sus spaguetti westerns.
En todos estos viajes lo único que está claro es el destino, el resto (alojamiento, dónde comer, paradas de descanso…) se va viendo sobre la marcha. Esta manera de viajar suele hacer que vivas muchas anécdotas y que luego tengas muchas historias que contar.
Ahora estoy volviendo a emprender, otra vez me he tirado a la piscina con un proyecto nuevo en el cual no tengo nada de experiencia. Acabo de ser padre por primera vez y Leo (así se llama la peque) crece a pasos agigantados.
Está cumpliendo el roadmap superando todas las expectativas y estoy seguro de que también voy a aprender, al igual que de los emprendedores, muchas cosas de ella.
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