A través de terceras personas, un profesor de Matemáticas utilizó unos apuntes míos para escribir un libro, en el cual finalmente le ayudé con sugerencias. Quedó impresionado y le habló de mí a un matemático de Warwick (Reino Unido) que buscaba estudiantes potsdoctorales. Contactó conmigo, pero no había acabado la tesis. Fui a una entrevista personal y fue lo peor que he pasado en mi vida. Estuvieron dos horas preguntándome.
Mi director de tesis en València me dijo que no tenía posibilidades, que cualquier doctor me iba a pasar por delante. Volví totalmente destrozada, porque había cosas que no pude explicarles, pero luego supe que querían ver cómo argumentaba. Al día siguiente me ofrecieron el trabajo. Me quedé muerta, tan solo les pedí que me dejaran acabar la tesis.
En este mundo al principio no te conoce nadie. A través de mi tesis, que resolvía un problema que llevaba 20 años sin resolver, y como mis charlas se iban un poco de lo ortodoxo, fui cogiendo fama. Y en círculos especializados en Matemáticas, en cuanto entras en la rueda, como somos cuatro gatos, ya nos conocemos todos.
Warwick tenía un grupo muy potente a nivel europeo. Estuve 2 años allí. Lo bueno que tiene Inglaterra es que te dejan dar clases como si fueras catedrático. Y en inglés. Eso fue la mili en plan docencia, porque era yo me lo guiso, yo me lo como. Me tenía que preparar todo.